domingo, 3 de noviembre de 2013

Atención a la Diversidad

 Reflexión sobre el Síndrome de Down: “ENTREVISTA A PABLO PINEDA”

No he querido dejar pasar la oportunidad de aprovechar este vídeo y la reflexión que hice para la asignatura de psicología para el blog, creo que es un tema que incita al debate y es mas que interesante, aquí lo dejo.

Al ver el vídeo de Pablo Pineda no pude hacer otra cosa, desde el inicio hasta el final del mismo, que permanecer con la boca abierta y perpleja de cómo aquella persona que estaba viendo, y se suponía debía relacionarse con cierta dificultad, se expresaba sin duda alguna mejor que yo, y que otros muchos denominados por la sociedad como “normales”, y comprobar hasta dónde había sido capaz de llegar.
Pero ciertamente, no es habitual encontrarse con una persona con Síndrome de Down que sea capaz de llegar o haya llegado donde Pablo, para mi es lo que yo definiría como el superdotado de los Síndromes de Down.
Parte 1
Que Pablo haya llegado haya donde se ha propuesto es recompensa del esfuerzo de sus padres de educarlo como a uno más de sus hermanos (sin discriminaciones positivas), de que se le haya brindado la oportunidad de una educación y terapias adecuadas y de su esfuerzo y constancia.

Ahora bien, ¿en qué lugar se encuentra Pablo en la sociedad? él es una persona con Down que no corresponde con los estereotipos que tenemos de ellos, pero porque realmente no esta dentro de este grupo a nivel intelectual, en cambio por otro lado físicamente tampoco está fuera de él, esta estereotipado con ciertos caracteres físicos que producen esta enfermedad. Por lo tanto, como el mismo define no se encuentra ni en el “lado” de los Down, donde no le ven como a un “igual”, ni en él del resto de la sociedad, donde él aprecia que no es tratado de manera “neutra”,  debido en parte a la “etiqueta” exterior que le acompaña.

Parte 2
Esto le ha ocasionado problemas de discriminación en la escuela (él se educo en un colegio convencional) con el resto de compañeros y ha tenido que soportar verdaderas situaciones nada agradables.

Las preguntas que me suscita el tema y que en clase se trataron son: ¿las personas con síndrome de Down se pueden y deben integrar en el sistema educativo convencional o deben ir a colegios especializados?, y por otro lado ¿si llegarán a estar totalmente integrados en la sociedad o, mejor aún, si estamos preparados?
Para ambas preguntas tengo dos visiones distintas, por un lado pienso que son personas que ciertamente tienen cierto retraso (en mayor o menor grado) y es cierto que esto no les impide en muchos casos relacionarse favorablemente, pero el estereotipo social hace que tengan que pasar por situaciones desagradables.
En el caso del colegio más concretamente, creo que si el niño tiene grandes problemas aun para relacionarse o seguir las clases no creo que sea muy positivo para el apreciar en muchos casos las risas y burlas de los compañeros, ocasionadas (en gran medida) por el desconocimiento y la mala educación que se forja desde sus hogares. Ya tendrá tiempo de ver lo que es la vida cuando sea un poco más mayor y más maduro emocional y mentalmente ¿no?, ¿por qué un niño pequeño tiene que sentir lo que es sentirse apartado de un grupo de “iguales” desde tan corta edad?

Parte 3

Sin embargo, por otro lado porque cuando vemos a una persona con síndrome de Down inevitablemente la sonreímos, cuando queremos saber algo sobre ella preguntamos a su familia…. ¿Cómo nos sentiríamos nosotros si nos tratasen siempre con diferencias, o si siendo adultos nos tratasen como a niños? Seguramente que mal y ciertamente el limar esas diferencias es mucho más fácil hacerlo desde la infancia, en las escuelas. La enfermedad lleva implícita un “retraso mental”, pero aun así ellos son conscientes de su entorno perfectamente, piensan  y siente igual que nosotros y por tanto aprecian las diferencias de trato.

Vivimos en una sociedad llena de prejuicios que siempre tacha al diferente, simplemente por el hecho de serlo, sin darnos cuenta que todos los somos, que cada persona es diferente. Ellos deben sentir gran impotencia al ver que no son tratados de la misma manera y les gustaría probablemente demostrar al mundo que son tan válidos como cualquier otra persona, pero es la sociedad en general la que no les deja hacerlo.

Deberíamos centrarnos en sus capacidades, que son muchas; en vez de fijarnos en las limitaciones que tienen estas personas (y que todos podemos tener) para poder trabajar y convivir codo con codo, pero también pienso que todavía nos queda mucho en este camino.

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