Reflexión sobre el Síndrome de
Down: “ENTREVISTA A PABLO PINEDA”
No he querido dejar pasar la oportunidad de aprovechar este vídeo y la reflexión que hice para la asignatura de psicología para el blog, creo que es un tema que incita al debate y es mas que interesante, aquí lo dejo.
Al
ver el vídeo de Pablo Pineda no pude hacer otra cosa, desde el inicio hasta el
final del mismo, que permanecer con la boca abierta y perpleja de cómo aquella
persona que estaba viendo, y se suponía debía relacionarse con cierta
dificultad, se expresaba sin duda alguna mejor que yo, y que otros muchos
denominados por la sociedad como “normales”, y comprobar hasta dónde había sido
capaz de llegar.
Pero
ciertamente, no es habitual encontrarse con una persona con Síndrome de Down
que sea capaz de llegar o haya llegado donde Pablo, para mi es lo que yo
definiría como el superdotado de los Síndromes de Down.
Parte 1
Que
Pablo haya llegado haya donde se ha propuesto es recompensa del esfuerzo de sus
padres de educarlo como a uno más de sus hermanos (sin discriminaciones
positivas), de que se le haya brindado la oportunidad de una educación y
terapias adecuadas y de su esfuerzo y constancia.
Ahora bien, ¿en qué lugar se encuentra
Pablo en la sociedad? él es una persona con Down que no corresponde con los
estereotipos que tenemos de ellos, pero porque realmente no esta dentro de este
grupo a nivel intelectual, en cambio por otro lado físicamente tampoco está
fuera de él, esta estereotipado con ciertos caracteres físicos que producen
esta enfermedad. Por lo tanto, como el mismo define no se encuentra ni en el
“lado” de los Down, donde no le ven como a un “igual”, ni en él del resto de la
sociedad, donde él aprecia que no es tratado de manera “neutra”, debido en parte a la “etiqueta” exterior que
le acompaña.
Parte 2
Esto le ha ocasionado
problemas de discriminación en la escuela (él se educo en un colegio
convencional) con el resto de compañeros y ha tenido que soportar verdaderas
situaciones nada agradables.
Las preguntas
que me suscita el tema y que en clase se trataron son: ¿las personas con
síndrome de Down se pueden y deben integrar en el sistema educativo
convencional o deben ir a colegios especializados?, y por otro lado ¿si
llegarán a estar totalmente integrados en la sociedad o, mejor aún, si estamos
preparados?
Para ambas
preguntas tengo dos visiones distintas, por un lado pienso que son personas que
ciertamente tienen cierto retraso (en mayor o menor grado) y es cierto que esto
no les impide en muchos casos relacionarse favorablemente, pero el estereotipo
social hace que tengan que pasar por situaciones desagradables.
En el caso
del colegio más concretamente, creo que si el niño tiene grandes problemas aun
para relacionarse o seguir las clases no creo que sea muy positivo para el
apreciar en muchos casos las risas y burlas de los compañeros, ocasionadas (en
gran medida) por el desconocimiento y la mala educación que se forja desde sus
hogares. Ya tendrá tiempo de ver lo que es la vida cuando sea un poco más mayor
y más maduro emocional y mentalmente ¿no?, ¿por qué un niño pequeño tiene que
sentir lo que es sentirse apartado de un grupo de “iguales” desde tan corta
edad?
Parte 3
Sin embargo,
por otro lado porque cuando vemos a una persona con síndrome de Down
inevitablemente la sonreímos, cuando queremos saber algo sobre ella preguntamos
a su familia…. ¿Cómo nos sentiríamos nosotros si nos tratasen siempre con
diferencias, o si siendo adultos nos tratasen como a niños? Seguramente que mal
y ciertamente el limar esas diferencias es mucho más fácil hacerlo desde la
infancia, en las escuelas. La enfermedad lleva implícita un “retraso mental”,
pero aun así ellos son conscientes de su entorno perfectamente, piensan y siente igual que nosotros y por tanto
aprecian las diferencias de trato.
Vivimos en
una sociedad llena de prejuicios que siempre tacha al diferente, simplemente
por el hecho de serlo, sin darnos cuenta que todos los somos, que cada persona es
diferente. Ellos deben sentir gran impotencia al ver que no son tratados de la
misma manera y les gustaría probablemente demostrar al mundo que son tan
válidos como cualquier otra persona, pero es la sociedad en general la que no
les deja hacerlo.
Deberíamos
centrarnos en sus capacidades, que son muchas; en vez de fijarnos en las
limitaciones que tienen estas personas (y que todos podemos tener) para poder
trabajar y convivir codo con codo, pero también pienso que todavía nos queda
mucho en este camino.
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